sábado, 26 de diciembre de 2009

Porqué empecé a hacer mi propio jabón

Alguna vez han sentido, luego de lavarse la cara con un jabón cualquiera - de esos industrializados que compramos en el supermercado - todos parejitos, igualitos, con mucho aroma - que la piel les queda seca, tirante, como a punto de resquebrajarse?
No les pasa que luego de cada ducha con ese tipo de jabones necesitan urgente un pote de crema humectante?
Imagino que sí. A mí también me pasaba.


A raíz de eso, la curiosidad me empujó a investigar acerca de los componentes de los productos cosméticos que usamos regularmente, y a leer religiosamente las etiquetas de cada producto antes de comprar nada.
Si alguna vez lo han hecho, habrán visto que no siempre se nos dice qué tienen los productos que nos ponemos. Y cuando nos lo dicen, es poco lo que a simple vista, y sin conocimientos de química, podemos comprender.

Preguntando y leyendo e investigando supe que el principal componente de muchos jabones, baños líquidos, espumas de limpieza y productos similares es el lauril sulfato de sodio, un tensioactivo – o dicho en criollo, un detergente – que produce espuma y “limpia”. Pero de forma bastante agresiva para la piel, especialmente las pieles de bebés, niños y personas con afecciones dermatológicas.

Y bien, la pregunta siguiente fue, “Cómo hago para hacer un jabón que no contenga químicos sintéticos que agredan la piel?”

Cómo hacer para volver a lo simple, a lo natural, a la época en que no hacía falta llenarse de químicos (desconocidos y algunos incluso potencialmente dañinos) para tener una piel bella y sana?

La respuesta me la dieron mi papá, que es ingeniero y productor olivícola orgánico; y también mi mamá, que nació en Italia, en un lugar y una época donde las mujeres usaban solamente aceite de oliva para proteger, suavizar, humectar y mantener por siempre joven su piel.

La respuesta era simple: Jabón de oliva!!!

Luego de elaborar la fórmula, hacer las primeras pruebas, mejorar la fórmula, repetir las pruebas, esperar pacientemente las cuatro semanas que necesita el jabón artesanal para curar, mi familia y yo pudimos probar nuestra primera barra de jabón de oliva. Y ese día supimos porqué al aceite de oliva se lo conoce como “el aceite milagroso”.

Los resultados fueron tan buenos, tan notoriamente inmediatos y tan increíbles, que decidí compartirlos con los demás, elaborando jabón de oliva artesanal para los demás.

Espero ustedes también prueben mis jabones de “aceite milagroso”, y sientan el placer de hacer a un lado las cremas (la humectante, la antiarrugas, la nutritiva y todas las demás!)

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