lunes, 27 de septiembre de 2010

Jabones de oliva y Arcilla blanca

Jabón de Arcilla Blanca o Caolin

Hacer jabón es más que una mera cuestión matemática: implica no solamente diseñar las fórmulas y llevarlas a cabo sino además pensar quién va a usarlo y porqué le vendría bien.
Ayer me puse a hacer jabón y saqué del recetario una receta que hace tiempo no hacía: Jabón de oliva con arcilla blanca.
La primera vez que incluí la arcilla blanca en una preparación de jabón fue cuando necesité un exfoliante suave y de granos finos. Qué podría ser más adecuado que la arcilla blanca? Ese mismo día, leyendo y leyendo, me enteré de que la arcilla blanca es la más suave y delicada de todas las arcillas, y por eso es ampliamente usada en cosmética. Sus propiedades absorbentes la hacen indispensable en productos como jabones, mascarillas, máscaras faciales y bases. Es sumamente indicada para gente con piel sensible. Ayuda a estimular la circulación de la piel mientras la exfolia y limpia suavemente. No extrae los aceites naturales de la piel, por lo que puede usarse hasta en pieles secas.
Tiene efectos desinflamatorios, astringentes y correctores de exceso de grasitud, por lo cual es perfecta para las pieles mixtas o con acné.
Es rica en sales minerales como silicio, magnesio, calcio, hierro, cobalto, manganeso, cobre, zinc, selenio... que ayudan a remineralizar la piel con propiedades cicatrizantes, calmantes, purificantes, descongestionantes, antiinflamatorias, regenerantes y alisantes.

A este lote de jabón que hice ayer - que va a estar listo para usar en cuatro semanas – le agregué un toque de aceite de coco, que hace una espuma buenísima, y un poco de vitamina E, que es el perfecto aliado para la regeneración de la piel.
Sólo resta esperar con paciencia el tiempo de curado, y después, a disfrutar!

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